RECETAS CON HISTORIAS
La cocina es una acción social. Además de su función vital, la comida transmite, educa, abre puertas, crea memoria e identidad.
Qué y cómo comemos habla de nosotros y nosotras, nos caracteriza, nos inscribe, nos identifica con los nuestros en el tiempo, en las distancias y enlaza o teje redes que trascienden las fronteras.
Los recursos que nos permiten abordar este camino son los mismos personajes involucrados, las fuentes escritas (recetas personales, recetarios) y las historias orales que se transmiten a lo largo del tiempo.
Los personajes, los creadores de la comida, la transmisión de conocimiento, inspiradores en la formación de conciencia alimentaria.
Los recetarios se transforman en escritos mágicos que nos permiten trasladarnos a un momento, una situación, un aroma, un sabor y tantas otras cosas que tienen que ver tanto con lo personal como con la pertenencia a un grupo social en un espacio determinado.
Las historias narradas nos revelan las emociones de los narradores, lo que implica actitudes que los hablantes pueden no ser capaces de expresar de otra manera.
Este proyecto se propone ir más allá de las recetas, ahondar en los procesos constitutivos del entramado social.
Ahondar en lo afectivo, lo emotivo. Porque como es bien sabido, la cocina también es un acto de amor.
Así surgen nuestras series sobre temáticas particulares, que posibilitan enfocar el espectro gastronómico desde varios puntos de vista.
Para compartir estas sensaciones y se prolonguen a lo largo del tiempo, te ofrecemos esta creación:
Plasmar en una postal ilustrada un personaje, una receta con su historia.
La historia como tú la recuerdas, con las personas, objetos que quieras.
Sólo debes enviarnos una foto de la receta y de las personas que la realizan.
Aquí te presentamos series en las que estamos trabajando: recetas familiares, personajes, recetas tradicionales, cocineras del mundo, cocinas y objetos de la prehistoria, cocinas de las campañas arqueológicas...
Galletas de la abuela Zlata
Estas galletas las preparaba con mi abuela Zlata. Me gustaba mucho pasar los días en su casa. Aún recuerdo el aroma a chocolate que inundaba la cocina y el momento en que las comíamos los tres, junto a mi abuelo Frid.
El vino de Ramiro
Fernando y su abuelo Ramiro esperaban el otoño del sur para disfrutar juntos del ritual de preparar vino casero. Un recuerdo, como tantos otros, que queda guardado en un lugar especial.
LosMorochos
Personajes entrañables, hacedores de las más ricas tortas fritas del barrio Malvin, en Montevideo.
Familias hacen cola para comprar las tortas fritas. Pueden adelantar su pedido por teléfono a Angélica. Los días de feria, pacientes, porque el tiempo está como detenido, adolescentes, niños y adultos esperan por “ellas”. Es ritual de muchos vecinos esperar ese día para ir a comprarla y disfrutarla con azúcar, o sola, en el camino o en casa.
Pan de Muerto
Cuando era niña, ya espera que fuera finales de octubre para ayudar a preparar el pan de muerto. Mi abuelito nos pedía a mi primo Miguel y a mí que nos preparáramos para ayudarle.
Yo no alcanzaba la mesa, por ello me subía en una silla y me maravillada de ese momento glorioso en el que mi abuelito hacía un volcán en medio de la mesa de madera, y comenzaba.
El no escatimaba en recursos, por lo tanto, ponía todo de primera calidad y a manos llenas, nuestras personas amadas se lo merecen todo.
Como mi abuelito era muy fuerte se encargaba de amasar, era un espectáculo ver el entusiasmo, el amor que él ponía.
A mi primo y a mí nos tocaba hacer la figura de los panes, primero la base redonda y después los huesitos en forma de cruz y por último la bolita, la chichita…creo que los dos la hacíamos lo más grande posible para que nos tocará a la hora de disfrutar el pan.
Mi abuelito ya tenía preparados el ambiente cálido en casa y los dos hornos, uno en la cocina y otro en su taller. Entre mi primo y el llevaban las bandejas con el pan, lo horneaban y se iba acumulando en otra mesa.
Mi abuelita ya estaba preparando el altar, lleno de calaveritas, fruta, papel picado, agua, sal, veladoras, cempoalxochitl , nardos, y demás flores. Solo esperaba el pan para tener listo el alta de muerto de nuestra familia.
Hoy hago el pan para mi abuelito y mi abuelita, porque los amo. Mi mamá pone el altar hermoso y lo adornamos como ellos nos enseñaron, bienvenidos sean abuelitos, amigos y familiares, los estamos esperando.
Rose, mexicana viviendo en Cataluña.
Panellets
Panellets ( receta de Nuria)
Cada primero de noviembre, festividad de Todos Los Santos, Nuria y su mamá Montse, en su casa del barrio de Cornellá, preparaban los panellets. Era un momento compartido. A veces, también participaban sus hermanos. Luego, todos reunidos, los disfrutaban en familia. En la actualidad, Nuria también los prepara con sus hijos, Anaïs y Axel. Hoy utilizan la misma receta, que va pasando de cocina a cocina.
Si bien ya en el siglo XVIII los panellets se consumían -típicamente luego de las ceremonias religiosas-, parecen tener su origen en la gastronomía árabe. Se consumen en Cataluña, Valencia e Islas Baleares. Los tradicionales llevan azúcar, almendra cruda, huevo, limón y se pasan por clara y se agregan los piñones.